Uruguayos en Valencia

Eran malos tiempos para Walter, su mujer y sus dos hijos que eran mas parecidos a dos perros salchichas que a dos niños. Walter vivía en el barrio de la Unión, concretamente en un tubo de plástico entre aguas fecales, todos los días salía al mediodía para ponerse en las proximidades de un carrito que vendía a pie de calle hamburguesas excelentes, panchos cortos y panchos largos que son salchichas hechas de indigente muerto, Walter permanecía sentado en un portal frente al carrito durante la hora de comer y cuando alguien estaba comiendo y se le caía un trozo de comida o unas migas de pan, se arrojaba sin piedad y cojia el alimento del suelo, algunos comensales le pateaban la cabeza para que se fuera porque tenia mucho olor a culo de mono y se les refregaba en las piernas para que le tiraran pan. La mujer Yirley robaba fruta en las verdulerías o cazaba palomas en el centro de la ciudad para llevar algo a la mesa, que en este caso no era una mesa sino un tipo que dormía en una plaza al que le ponían un mantel encima para comer sobre el y por ultimo sus dos hijos se hacían pasar por jubilados para comer en un centro de abuelos ex-combatientes.

Esta familia un día decidió salir de la miseria y decidieron ir a un país (o algo asi) llamado España (Mallorca en alemán) porque según decían allí la gente tenia tantos euros en los bolsillos que se les iban cayendo por la calle y además había mucho trabajo, a pesar que nunca habían buscado trabajo en Montevideo, siempre decían que vivían en el tubo ese porque no había "laburo". Juntaron todos sus ahorros y fueron a comprar unos billetes, pero costaban 800 dolares cada billete y solo tenían 2 dólares entre los 4, así que decidieron vender a uno de los niños, pero eran tan feos que nadie los quería, solo se los cambiaban a peso por carne de vaca. Finalmente pidieron un préstamo que nunca devolvieron a unos parientes y llegaron a Madrid y enseguida se cojieron un autobús a Valencia porque en el avión conocieron a un jubilado viudo que les ofreció por unos días una habitación en su piso del barrio de patraix para que no tuvieran que dormir en otro tubo de plástico.
Walter y su askerosa familia estaban muy agradecidos, tan agradecidos que no solo se quedaron unos días, sino que pasaron años alli, ahora se sentaban todo el día en una plaza a tomar mate, cagar en bolsas de plástico y quejarse de que en Valencia no había trabajo, aunque nunca empezaron a buscar, el jubilado ya no los aguantaba mas, asi que les ofreció varios empleos pero Walter decía que el en Uruguay tenia un buen puesto y que no se dejaría explotar trabajando mas de 4 horas al día por menos de mil euros al mes, la mujer se rascaba el culo contra un tobogan de la plaza mientras intentaba robar la merienda a los niños que allí iban a jugar.
Asi pasaron años viviendo a costa del jubilado, quejándose de que no encontraban "laburo", rascándose el culo e intentando cobrar alguna ayuda del gobierno aunque terminaban por no pedirlas para no tener que rellenar ningún formulario. Cuando ya estaban cansados le dijeron al jubilado que les pagara unos billetes para volver a uruguay y les diera algo de dinero, el jubilado no los soportaba mas, asi que vendió su piso en Benidorm y les dio 10 mil euros para que se fueran, Walter y su familia volvieron al barrio de la Union en Montevideo, les contaron a todos sus amigos cuanto se habian esforzado para ahorrar dinero per que no les trataron bien asi que por eso volvieron.