lunes, 22 de diciembre de 2008

Un cuento de amor y navidad, Perillas en Munich

Eran tiempos felices para la gente que ya estaba muerta, para los demáseran tiempos jodidos, al menos eso decían en la Deutsche Welle.
Como todos los martes Perillas tenía cita con el medico de cabecera, siempre iba a preguntarle porque era tan feo y si había una cura para ello, el medico decía que no había nada que hacer y que no volviera más, y como siempre Perillas automaticamente pedía otra cita para el próximo martes. Ya era amigo de las viejas y viejos que todos los martes iban a consultarse, ellos queríann saber si existía una cura para dejar de ser viejos, así pasaban los martes por las mañanas, contándose anécdotas aburridisimas y quejándose de como los inmigrantes colapsan la salud publica.
Saliendo del consultorio, un 24 de diciembre del 2008 por la mañana, víspera de noche-buena, Perillas cargaba con una bolsa llena de patatas podridas y sandalias viejas para poner en la olla y cenar con su familia (un ventilador viejo al que llamaba Karl), cantando villancicos alegremente caminaba por las calles del frío Munich, nadie le insultaba, nadie le golpeaba, no caían trozos de bosta de vaca sobre su cabeza, un grupo de neonazis con gorros de papa noel golpeaban a un negro, se sentía la solidaridad en el ambiente, era navidad! Perillas como siempre entraba en el matadero de pollos enanos donde vivía a cambio de lavarle las nalgas a los pollos, había aprontado la mesa, con el caldo de patata y sandalias calentito, un buen vaso de agua semi-limpia para el y otro de aceite de girasol para su amigo Karl (el ventilador viejo), estaba apunto de llegar medianoche y mientras luchaba con una rata por un trozo de pan, se escucho una risa muy amigable, cada vez se acercaba mas, de pronto aparece un señor gordo vestido de rojo con una litrona bajo el brazo, Perillas no duda en invitarle a su mesa, el gordo le pega una patada en el estomago y le deja una cajita. Cuando se recupero del golpe Perillas abre la cajita y una luz amarillenta invade la fabrica, había ocurrido un milagro, Perillas tenia la sonrisa mas hermosa que nadie había visto jamas, estaba feliz, su amigo karl estaba vivo, se movía y le estaba rompiendo las piernas con una barra de hierro.

Ese fue el día mas feliz de la vida de Perillas y el día en que empezó a caminar con las manos

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